Llegamos al pesquero en un frío atardecer donde las condiciones eran las idóneas para buscar a esta esquiva especie, había buen oleaje aunque los hilos de los anzuelos no se liaban , el viento y frío que tanto molestan a cualquier ser humano era exactamente lo que íbamos buscando y hacía prever que podría ser una gran noche. Todo estaba perfecto, yo llevaba mucho tiempo sin venir a pescar y no desaproveché ni un solo momento de la noche pero solo obtuve como resultado la picada de un sargo de buen tamaño. Obviamente no era lo que íba buscando y menos tras aguantar despierto pescando toda la noche.
Ya era de día y el frío desapareció por completo, las horas pasaban y la jornada llegaba a su fín, decidimos mi compañero y yo pegar el último lance y comenzar a recoger. Yo estaba tan cansado que aproveché una tira de choco que ya había utilizado varias veces y cual es mi sorpresa al ver la picada de este precioso pez.
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Justo al terminar de grabar el vídeo, me giro para observar mi otra caña y la veo destensada, el hilo casi rozaba con la arena de la orilla. Tenso y noto que vuelve a moverse el puntero hasta destensarse de nuevo. Una nueva lubina estaba prendida de mi anzuelo.
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El día mejoraba por momentos, el sol reinaba con los primeros rayos de calor del año, este calor inusual en semanas anteriores nos invitaba a permanecer en la playa disfrutando de un día casi veraniego pero el cansancio era inevitable y al no recibir mas picadas en un buen rato recogimos y nos marchamos.
Es curioso que las lobas aparecieran en el pesquero cuando menos se las esperaba pero esto es lo bonito de la pesca: en cualquier momento un pez puede comer de tu cebo, solo hace falta que esté en el agua. Un saludo y hasta pronto!!
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